Hoy comienza el Boicot a la empresa Súper Selectos por la muerte de Karen Yamileth Cordero Quintanilla. Tenía 23 años. Muchas historias se podrían escribir para hablar de las razones que la condujeron a este callejón sin salida. Pero, no es tarea nuestra hablar por ella, sobretodo cuando le arrancaron de golpe la posibilidad de hablar por su propia voz. Sin embargo, Karen Yamileth nos recuerda una vez más las miles y miles de historias que llevamos dentro. Como mujeres de diversas procedencias, clases y etnias sabemos lo difícil que es llegar a final de mes, mantener a una familia ya sea de hijos e hijas, como de colectivos que queremos mantenernos juntas. Karen Yamileth no era un ser aislado del mundo y su vida es la vida de muchas otras mujeres de El Salvador. Sin posibilidades de trabajo digno, con sueldos abusivos que violentan nuestros cuerpos a través de jornadas laborales que rozan la esclavitud. Sin posibilidades de una educación que nos permita desarrollarnos como sea que imaginamos crecer; con un estado sin el valor de la salud y con un acceso a viviendas indignas. Nos preguntamos si la vida es el precio que tenemos que pagar por esta “democracia” que tanto representamos. Y si, ante esta realidad de mayorías, nos ofrecen algo para cambiar las cosas.
La solución de los “estados democráticos”, hasta la fecha: “más ejércitos y seguridad privada en las calles” disque para luchar contra la delincuencia, para devolvernos la libertad. Pero ¿qué libertad?
Hombres con licencia para reprimir al pueblo bajo el escudo de las armas. Hombres de uniforme que tras su apariencia comparten los mismos problemas que la mayoría. La historia se repite. Los que ostentan el poder, mandan a los pobres a poner sus cuerpos, estén estos dentro de uniformes y carguen fusiles o sean cuerpos de mujer joven pobre ¿O es que los que trabajan en los servicios de seguridad no tienen los mismos problemas que todas nosotras?
Hoy ya no nos creemos este cuento de hadas. La seguridad no está para mantener el orden, sino para restablecer o proteger los intereses y los valores que ha pactado un grupo de “élite”. Está para proteger al capital y silenciar con violencia nuestro merecido grito por el derecho a la dignidad. Están para hacerte sentir sospechosa de ser pobre, joven y no tener ninguna expectativa. Por ser mujer y haber nacido en una sociedad machista donde tan sólo eres un objeto sexuado sin poder de decisión sobre tu vida. Están para militarizar nuestra cotidianidad, justificando la pérdida del sentido de la vida y el placer.
Si hemos de buscar culpables por lo sucedido el día 14 de Octubre del 2010, busquémoslo en el gobierno que nos desampara ante tanta violación sobre nuestros cuerpos, busquémoslo en las mal llamadas “empresas de seguridad” que se han convertido en el negocio del siglo para unos pocos, y no precisamente para sus trabajadores, busquémoslo en los medios de incomunicación que silencian este y otros hechos con tal de proteger los intereses del pez gordo, y sobretodo busquémoslo en el capital disfrazado de “empresario” que actúa con el poder que le da el dinero para silenciar y librarse de su complicidad en un crimen, la muerte de Karen Yamileth Cordero Quintanilla.
Hoy las aquí presentes queremos una respuesta por parte del Gobierno y por parte del empresario Don Francisco Javier Calleja Malaina, dueño del Super Selectos ante tal acto de violencia.
PORQUE SI NOS TOCAN A UNA, NOS TOCAN A TODAS
Hoy nos levantamos en este acto para decir que no necesitamos más seguridad, no queremos militarizar nuestra vida cotidiana, lo que necesitamos es más trabajo, salud, educación y vivienda para todas y todos.
La solución de los “estados democráticos”, hasta la fecha: “más ejércitos y seguridad privada en las calles” disque para luchar contra la delincuencia, para devolvernos la libertad. Pero ¿qué libertad?
Hombres con licencia para reprimir al pueblo bajo el escudo de las armas. Hombres de uniforme que tras su apariencia comparten los mismos problemas que la mayoría. La historia se repite. Los que ostentan el poder, mandan a los pobres a poner sus cuerpos, estén estos dentro de uniformes y carguen fusiles o sean cuerpos de mujer joven pobre ¿O es que los que trabajan en los servicios de seguridad no tienen los mismos problemas que todas nosotras?
Hoy ya no nos creemos este cuento de hadas. La seguridad no está para mantener el orden, sino para restablecer o proteger los intereses y los valores que ha pactado un grupo de “élite”. Está para proteger al capital y silenciar con violencia nuestro merecido grito por el derecho a la dignidad. Están para hacerte sentir sospechosa de ser pobre, joven y no tener ninguna expectativa. Por ser mujer y haber nacido en una sociedad machista donde tan sólo eres un objeto sexuado sin poder de decisión sobre tu vida. Están para militarizar nuestra cotidianidad, justificando la pérdida del sentido de la vida y el placer.
Si hemos de buscar culpables por lo sucedido el día 14 de Octubre del 2010, busquémoslo en el gobierno que nos desampara ante tanta violación sobre nuestros cuerpos, busquémoslo en las mal llamadas “empresas de seguridad” que se han convertido en el negocio del siglo para unos pocos, y no precisamente para sus trabajadores, busquémoslo en los medios de incomunicación que silencian este y otros hechos con tal de proteger los intereses del pez gordo, y sobretodo busquémoslo en el capital disfrazado de “empresario” que actúa con el poder que le da el dinero para silenciar y librarse de su complicidad en un crimen, la muerte de Karen Yamileth Cordero Quintanilla.
Hoy las aquí presentes queremos una respuesta por parte del Gobierno y por parte del empresario Don Francisco Javier Calleja Malaina, dueño del Super Selectos ante tal acto de violencia.
PORQUE SI NOS TOCAN A UNA, NOS TOCAN A TODAS
Hoy nos levantamos en este acto para decir que no necesitamos más seguridad, no queremos militarizar nuestra vida cotidiana, lo que necesitamos es más trabajo, salud, educación y vivienda para todas y todos.
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